Carmen Hernández
Estudios: Carmen Hernández estudió la licenciatura en Química en Madrid. Tras licenciarse, decide dedicarse a contribuir a la misión de la Iglesia Católica y se retira al Instituto de Misioneras de Cristo Jesús.Tras una estancia en dicho instituto, obtiene la licenciatura en Teología.
Vida: En los años 60, bajo la influencia del Concilio Vaticano II, decide dedicarse a la misión entre los pobres y a los marginados, según había aprendido en el Instituto de Misioneras de Cristo Jesús.
Junto con Kiko Argüello, ambos personas de clase burguesa, deciden irse a vivir con los pobres de las chabolas a los márgenes de Madrid, en Palomeras Altas guiados, según ellos, por las teorías de Charles de Foucauld y de la propia Iglesia Católica.
Esa convivencia entre las chabolas de Palomeras Altas da vida a una experiencia de evangelización que tomará en los años 70 el nombre de Camino neocatecumenal.
Los primeros núcleos de este camino se formaron en torno a Madrid. Sucesivamente se extendieron fuera de la capital española. Actualmente, según datos oficiales, está presente en más de 900 diócesis del mundo, con unos 17.000 comunidades en 6.000 parroquias.
En el ámbito de EL Camino Neocatecumenal, el papel de Hernández, como el de Argüello, representa un nuevo e inesperado, para las expectativas del Concilio Vaticano II, tipo de mujer y de hombre creyentes que, manteniéndose seglares, es decir, sin profesar por medio de unos votos la pertenencia a una orden religiosa, ocupan un papel relevante y dirigente dentro de la Iglesia Católica. Este papel dirigente de una mujer seglar dentro de la Iglesia Católica está moderado, en el caso de El Camino, por la pertenencia a un denominado equipo coordinador formado por un hombre, una mujer y un presbítero (Argüello, Hernández, Pezzi como dirigentes del movimiento fundado por los dos primeros). La presencia del hombre y el presbítero junto a la mujer es, para los críticos del movimiento, una manera de acomodarse a la recalcitrante obsesión de la jerarquía católica actual por negar un papel de liderazgo a la mujer dentro de la Iglesia y eso, a pesar de mostrar una vocación ineludible de pleno servicio a sus hermanos en la fe durante muchos años y de haber sido luz para todos ellos.
Esa convivencia entre las chabolas de Palomeras Altas da vida a una experiencia de evangelización que tomará en los años 70 el nombre de Camino neocatecumenal.
Los primeros núcleos de este camino se formaron en torno a Madrid. Sucesivamente se extendieron fuera de la capital española. Actualmente, según datos oficiales, está presente en más de 900 diócesis del mundo, con unos 17.000 comunidades en 6.000 parroquias.
En el ámbito de EL Camino Neocatecumenal, el papel de Hernández, como el de Argüello, representa un nuevo e inesperado, para las expectativas del Concilio Vaticano II, tipo de mujer y de hombre creyentes que, manteniéndose seglares, es decir, sin profesar por medio de unos votos la pertenencia a una orden religiosa, ocupan un papel relevante y dirigente dentro de la Iglesia Católica. Este papel dirigente de una mujer seglar dentro de la Iglesia Católica está moderado, en el caso de El Camino, por la pertenencia a un denominado equipo coordinador formado por un hombre, una mujer y un presbítero (Argüello, Hernández, Pezzi como dirigentes del movimiento fundado por los dos primeros). La presencia del hombre y el presbítero junto a la mujer es, para los críticos del movimiento, una manera de acomodarse a la recalcitrante obsesión de la jerarquía católica actual por negar un papel de liderazgo a la mujer dentro de la Iglesia y eso, a pesar de mostrar una vocación ineludible de pleno servicio a sus hermanos en la fe durante muchos años y de haber sido luz para todos ellos.
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